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SóloxHoy Danza Contemporánea

Reflexiones ante artículo del periódico

En la Prensa Gráfica se hace una afirmación: "No hay una canasta básica cultural"... es interesante, además dan información bastante importante para ambos sectores: artistas y público. ¿Cuánto le cuesta al público ir a ver danza, comprarse un libro, ir al teatro o al museo? es caro. Relativamente, pues tampoco es más caro que un par de zapatos o una noche de fiesta... igual, para quienes tampoco tienen acceso a eso es más complejo presupuestar para ir a este tipo de actividades.

Lo que como artista me hace reflexionar, es que en la rama que nos compete (la danza) se habla de que sólo si es internacional no es gratuito, pero si lo nacional es gratuito, entonces este, lo subvenciona el estado? El bailarín, igual que cualquier ciudadano, vive de su trabajo, pero en su mayoría no se vive sólo de eso, algunos tienen que dar clases de aeróbicos, baile, algunas clases de danza o vivir una vida paralela que subvencione la artística, como en mi caso.

Si el mundo está organizado y se mide a través de la oferta y la demanda, y aunque la demanda de arte en El Salvador no es baja, la situación económica limita el consumo de arte por lo elevado de sus costos o porque no se presupuesta por considerarse un bien no necesario, por lo menos no sobre otros... entonces el artista, que también es parte activa de la sociedad de consumo, cómo hace para suplir dignamente sus necesidades básicas en esa sociedad de consumo donde todo requiere de mantener un poder adquisitivo alto que no se posee...

Mis dudas se hacen más grandes cuando en ocasiones he escuchado decir que el artista debe saber venderse para vivir en este mundo... pero todavía este argumento o afirmación me revuelve el estómago pues sé, porque trabajo en eso, que volverse un mercader de las artes es un área que como artista es similar a vender el alma (para mí)... quizás algún día lo digiera mejor y me sume a quienes exitosamente lo hacen, pero por el momento no puedo dejar de pensar que quienes somos artistas en este país, lo somos por necios/as, como los necios artistas de otros países del mundo, que siempre sufren el síndrome de la sociedad productiva que no entiende a lo "locos" que se ponen a escribir, danzar, actuar, etc...

Hace unos años yo me decía a mí misma que talvés algún día ya no escribiré, ya no bailaré, ya mi cuerpo se dejará llevar por la insostenible pesadumbre de la vida... talvés... mientras tanto, sigo manteniéndome de mi otra profesión: la comunicación, para poder seguir haciendo lo que me da vida, mi otra profesión: la danza, a la par de lo que me alimenta: escribir... y talvés ese día que no quiero, nunca llegue.

Paola Lorenzana

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Artículo de La Prensa Gráfica:

No hay una canasta básica cultural

Elena Salamanca
cultura@laprensa.com.sv
Entre visitas al teatro y museos y compras de libros, revistas y periódico, el consumo cultural puede alcanzar en un mes un presupuesto de más de $40. Efraín es estudiante universitario y gasta al mes entre $20 y $30 solo en compra de libros, y prefiere ir a conciertos y obras de teatro que tienen entrada gratis. “Me gusta estar al tanto de lo que pasa, pero no tengo un presupuesto para todo”, dice.

“La cultura —dice en un informe la especialista en estudios culturales María Tenorio— sigue estando en los museos y en los salones exclusivos, pero también está en las ventas ambulantes del centro de la ciudad, en los programas de televisión, en la música, en los afiches.” Pero tiene precio.

La entrada a los museos no sobrepasa los $2 y muchos centros culturales tienen oferta gratis, como conferencias, recitales y exposiciones. Una entrada a una obra de teatro puede costar de $3 a $8 y un libro entre $2 y $40. La música sinfónica y la danza llegan hasta los $35 cuando se trata de un espectáculo internacional, aunque los nacionales los brindan gratis.

Marcela Vanegas, asesora de proyectos comunitarios, asegura que algunos precios “parecen razonables y hasta baratos”, pero su asistencia depende también de otros factores como el transporte.

La cultura sigue estando destinada a una élite, ya sea de niveles económicos o académicos.

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