Acerca y sobre el 1er Festival Internacional de Danza Contemporánea en El Salvador, en general.
Por: Erick González
No es siempre fácil el comentar acerca de algo que alberga tanta variedad de conceptos y, a la vez, tanta nomenclatura similar. Todo esto, tanto en términos de desarrollo, elaboración y diseño coreográfico como en el leguaje dancístico utilizado por la mayoría de obras presentadas durante este 1er festival.
Si le pudiera dar fácilmente un título que denotara la generalidad en este festival, sería: cuerpos lanzados, arrastrados y apegados al piso. Pero esto solo reflejaría la obstinación de algunos participantes por aferrarse a esa dimensión y recurso en la danza, la cual la haría parecer obsoleta. Talvez sea solo cuestión de estilos y lenguajes establecidos que delimitan y hasta coartan la germinación esporádica de la verdadera creatividad, la cual es ilimitada. Esto a penas y se vio durante el festival y en la última noche de éste, aunque no todas las obras gozaron de esa ilimitada cualidad. O quizás fuera la valiosa ayuda de una fórmula que actúa como una agenda protocolar que debe seguirse, so pena de arriesgar el éxito alcanzado a través de…la fórmula. Si no, entonces fue también el uso de patrones predeterminados lo que hizo que algunas obras parecieran copias monótonas de algún original. No estoy hablando del ya familiar “copiar y pegar”, sino del simple arreglo de variaciones dancísticas de manera astuta tratando de no abandonar la preciosa comodidad por buscar algo nuevo, aun dentro de los patrones delineados. Esto se traduciría en la búsqueda de algo que ni siquiera debería ser novedoso, sino sobresaliente. Pero eso sería desperdiciar un tiempo precioso, queriendo atrapar la escurridiza excelencia. Hay que afrontar y enfrentar el mal de nuestro tiempo que es querer hacer y hacer tanto como sea posible, aunque ello signifique hacer más de lo mismo. Con esto en mente, sería improductivo el tratar de comentar acerca de cada una de de las obras presentadas y así darles talvez su merecida justificación. Sin embargo, eso debería de ser la labor de las y los críticos y periodistas de oficio a favor de la cultura, de los cuales, estos últimos, El Salvador carece, hasta ahora.
Por otra parte, creo que más de alguna vez se tildó a este festival de “vanguardista”, pero el arte o el hecho de vanguardia hoy en día es una utopía, una ilusión mas, debido al gran reciclaje experimental que acarreamos al presente. El arte de ser y hacer vanguardia, es el arte de descartar y desechar sin mirar atrás, ya que habría que refutarse día tras día y momento tras momento aquello que se acabe de hacer. Si no es así se corre el peligro de caer en la tradición y el establecimiento. Aunque también lo vanguardista, creo, adolece de ese establecido requisito. Existe, además, un gran abismo ignorado al calificar algo con el sello de la vanguardia, ya que intencional o no todo mundo desea establecer algo, lo que sea. Considero prudente el debatir acerca de estos, u otros, conceptos, ya que por alguna valiosa razón se inventaron, aceptaron y/ o refutaron, aun cuando este comentario no sea acerca de esto.
Volviendo al festival, no todo pareció haber comenzado e ido cuesta abajo desde el principio, también hubo momentos de genuina búsqueda por nuevas dinámicas, lineamientos y propuestas, eso sí, respetando los parámetros de la verdadera contemporaneidad. Como ya antes se había dicho, hay que conocer y vivir las reglas y normas para saber aplicarlas, romperlas o descartarlas. El simple hecho de desear algo no lo hace imprescindible. Y creo que aquí es donde se falla de manera insensata, al creer que algo, o uno mismo, es imprescindible. Si tanto se quiere hacer, hay que hacerlo pero con sensibilidad, sensatez y sabiduría, no antojadizamente o por llamar al atención. Como lo dije antes, el amarillismo nunca le ha servido muy bien a las verdaderas artes… (Comentario del 02-mayo-07)
También, es difícil comentar acerca de algo como este 1er festival por la gama de gustos y preferencias estéticas que cada una y uno de nosotros profesamos tener. Para mí todo es danza, movimiento, indiferentemente de lo que se quiera representar e independiente de los atavismos o liberaciones que a alguien, cualquiera, se le plazca enunciar. Pero esto no significa que no sepa distinguir entre la mediocridad y la genialidad, esto es solo mi punto de vista y convicción. Y si estos son compartidos o no, está bien, todo eso no es de gran importancia. Lo que sí parece tener verdadera importancia es el hecho de evitar, o al menos intentar, quedarnos estancados y sin rumbo claro al contradecirnos a nosotros mismos. Creo que de alguna manera estarán quedando al descubierto las impresiones que 1er Festival me ha provocado, hasta este punto…
Por otro lado de la misma rama, hubo momentos de real belleza y genio que, al principio, no alcanzaban a compensar la abundante, llamativa y monótona repetición del motif y late motif. Fueron momentos refrescantes y muy apreciados, como el oasis en medio de un sofocante y árido desierto, y no fueron ningún espejismo, ya que nos ayudaron a seguir andando… Los invitados y conceptos presentados fueron muchos, aunque a veces similares al abordar la coreografía, que parecían estar disputándose el favor del público. Pero estos fueron los momentos de tensión por alcanzar reconocimiento, seria aceptación y quizás hasta la admiración de la audiencia. En algunos momentos, como parte de los asistentes, pensé: ¡nos timaron! Sin embargo, las obras y los intérpretes que nos sacaron del letargo no hicieron más que adueñarse del escenario y la acción para así emerger con los merecidos laureles. Estos momentos, aunque escasos, me renovaron la vitalidad y volví a amar la danza y la danza contemporánea, ya que de ella se trataba todo esto. A pesar de que este collage vino casi al final de la jornada logró inyectar, nos inyectó, al 1er Festival con una infusión de verdadero genio coreográfico y dancístico, genialidad que aunque escasa existe en nuestro medio salvadoreño. A decir verdad, ya ni importó uno que otro trago amargo o insípido a través de esta enorme procesión de muy buena y mala danza… Al fin de cuentas me volví a enamorar de la danza y de la danza contemporánea, participando con ella, ya que de eso se trataba.
Quisiera como último punto, agradecer a quienes hicieron posible este 1er Festival Internacional de Danza Contemporánea en El Salvador, puesto que gracias a ellos y ellas puedo decir que ciertas cosas no suceden por mera casualidad. En términos seudo-poéticos: tanto en la danza y en el mundo, como en un hermoso e inmenso jardín, la maleza es también necesaria para ayudarnos a apreciar y atesorar el verdadero esplendor y gozo que la belleza cultivada y bien experimentada puede traer a nuestros sentidos y espíritu… Por todo esto, gracias.
28-Agosto-07.
2 comentarios
Guillermo Luis Horta Betancourt -
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GHorta
Opus Nigrum Dance-Thetare Laboratory.Vienna-Tenerife
angelinafree -